19 de mayo de 2011

El visionario y variable murajes. Quercus Nº 303

Anagallis arvensis
El color de las flores del murajes (Anagallis arvensis)
viene determinado por las propiedades químicas del suelo,
por lo que es un interesante indicador del grado de acidez
y otras características edáficas.


La presencia del murajes, hierba sencilla y de extensa distribución, nos ayudará a conocer las propiedades del suelo y a prevenir el tiempo atmosférico.

“No hay sitio en nuestro país donde sea difícil encontrar esta planta”, reza el texto que le dedica al murajes (Anagallis arvensis) el ya desaparecido Andrés Ceballos (1). Y es que su distribución original incluye toda la península Ibérica e incluso la mayor parte de Europa. Pero, al igual que ocurre con otras hierbas que hemos tratado en esta sección, se extiende por casi todas las zonas templadas del mundo. Curiosamente, a pesar de su amplia distribución, en contadas ocasiones será una planta abundante, pues parece más bien amante de la soledad.

El murajes es arvense y viario o, lo que es lo mismo, propio de cultivos y márgenes de caminos. De ahí que su nombre específico aluda a esta preferencia ecológica, pues arvensis proviene del latín arva (campo cultivado), lo que vendría a significar “de campos labrados”. Más curioso es el origen del término genérico Anagallis, que en este caso parece proceder del griego anagalein, que significa “cantar o reír fuerte”, en extraña alusión a las virtudes hilarantes que le atribuyen algunos o a su antiguo uso medicinal en el tratamiento de la depresión, según comentan otros. Incluso hay quien nos sorprende asegurando que esta denominación se debe a que, tras su ingesta, las gallinas son poseídas de una sorprendente euforia que las hace cacarear con frenesí.



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